Thursday, November 21, 2024
InícioespañolLa ciencia económica es una ciencia universal basada en la razón humana

La ciencia económica es una ciencia universal basada en la razón humana

En los debates sobre “descolonización”, se suele argumentar que cada cultura debe encontrar su propio camino hacia el progreso económico. En este contexto, la idea de la economía inclusiva es que construir una sociedad diversa, requiere que la economía tenga en cuenta “las relaciones de poder, la opresión, los cambios cualitativos en las relaciones sociales y … lo más importante, el papel del colonialismo y la trata de esclavos”. Se afirma que, a menos que sean considerados esos factores, la economía seguirá estancada en una “comprensión completamente eurocéntrica de las leyes económicas [sobre las que se considera que] operan de manera universal en todo el mundo”.

Ésto debe ser entendido  en el contexto más amplio del multiculturalismo y la idea de que todas las culturas son iguales: “La premisa central del credo multiculturalista, después de todo, es que todas las culturas son creadas iguales. Juzgar otras culturas según los standards occidentales, es imperdonablemente etnocéntrico”. De ésto, los multiculturalistas deducen que todas las civilizaciones son iguales, y que ningún principio económico es mejor que otro. Por ejemplo, se dice que los economistas del desarrollo, como Peter Bauer, que defienden la propiedad privada y sostienen que ciertas actitudes culturales impiden el progreso económico, no tienen lecciones aplicables al tercer mundo.

Al suponer que los principios económicos varían de una cultura a otra, los multiculturalistas rechazan la idea de que los principios económicos sean universales. En Human Action, Ludwig von Mises sostiene que la economía debe ser entendida como “una parte, aunque hasta ahora la mejor elaborada, de una ciencia más universal: la praxeología”. Mises afirma que todos los seres humanos están guiados por los mismos motivos humanos; a saber, “luchar con éxito por la supervivencia, y utilizar la razón como arma principal en estos esfuerzos”. Pone el ejemplo de la lucha contra la enfermedad y el sufrimiento: las culturas que carecen de los avances de la medicina occidental, no “renunciarían a la ayuda de un médico europeo porque su mentalidad o su visión del mundo les llevaran a creer que es mejor sufrir que aliviar el dolor”. Si las personas no logran alcanzar sus objetivos –en este ejemplo, donde carecen de avances en medicina–, ese fracaso no significa que tengan motivos diferentes a los de quienes efectuaron esos avances, sino que simplemente indica que no han logrado alcanzar importantes objetivos a los que aspiran. Por lo tanto, Mises ve la praxeología como “una teoría general de la acción humana”, en lugar de ser estrictamente aplicable a ciertas culturas en condiciones históricas y culturales específicas.

Como señala David Gordon en Hermenéutica versus economía austriaca, esta comprensión de la economía como un conjunto de principios generales universalmente aplicables, no se limita a la economía austriaca: “Pero los austriacos, por supuesto, no son los únicos economistas que creen en el mundo exterior: los neoclásicos, por muy libremente que permitan hipótesis poco realistas, no tienen dudas de que existe un mundo real fuera de sus ecuaciones, contra el cual proponen medir las predicciones resultantes de su versión de la teoría económica”.

Los errores del polilogismo

Una de las importancia de considerar que los principios económicos son universalmente aplicables para comprender el mundo externo, reside en evitar los peligros del polilogismo. Pierre Perrin define el polilogismo así: “El polilogismo es una visión epistemológica basada en la proposición de que la estructura lógica de la mente es sustancialmente diferente entre grupos humanos. Por tanto, implica que las leyes lógicas del pensamiento (es decir, la ley de no contradicción, modus ponendo ponens, etc.) son diferentes entre los grupos a los que pertenecen los individuos”.

Por ejemplo, el polilogismo sostiene que la lógica varía según la raza, el sexo, la cultura o la clase. Trata el razonamiento económico como dependiente de la identidad personal de un pensador, de lo que se deduce que los principios económicos son una cuestión de elección o preferencia que varía de un grupo de identidad a otro. Perrin observa que, si bien los pensadores progresistas pueden no describir explícitamente sus teorías como polilogísticas, adoptan implícitamente esa visión del mundo al tratar las teorías científicas como construidas enteramente social y culturalmente: “La variante relativista implica la imposibilidad de cualquier ciencia social universal (es decir, explicaciones de principios independientemente de circunstancias particulares de tiempo y lugar)”.

La política de identidad se basa aún más en estas teorías polilogísticas, al insistir en que “tu verdad” difiere de “mi verdad” en función de nuestras identidades personales, y que ésto debería influir en la construcción de economías diversas e inclusivas.

En defensa de la ciencia

Las políticas de identidad y el relativismo progresista de que “todas las culturas son iguales”, son parte de una negación más amplia de la naturaleza universal de la ciencia. Actualmente prevalece en los círculos académicos la idea de que las ciencias naturales son eurocéntricas, y deberían ser deconstruidas para permitir “otras formas de conocimiento”. El movimiento “descolonizar el curriculum” niega la existencia de la ciencia como un conjunto de principios o hechos objetivos y universales.

Por ejemplo, el sexo biológico es ahora tratado como una mera preferencia o creencia filosófica en la que uno puede elegir creer o no. De ahí que las llamadas feministas críticas de género declaren que creen que las mujeres existen. En una encuesta recientemente realizada a doscientos científicos de universidades británicas, 29% “estuvo de acuerdo con la afirmación de que el sexo no es binario” –en una encuesta, eligieron lo que creen que es mejor, en lugar de lo que es científicamente correcto en un sentido objetivo. Eso implica que la existencia de las mujeres no es un hecho objetivo, sino una creencia subjetiva; o, como lo formulan algunas feministas, implica que los “hechos objetivos” son nociones opcionales en las que cualquiera es libre de “creer” o no. Sería el equivalente a decir “creo en la gravedad” o “estoy de acuerdo con la gravedad”, falacia que expone Thomas Sowell en ¿Es opcional la realidad?

Estos ejemplos ilustran que Mises tiene razón al colocar la negación de la naturaleza universal de la praxeología, la ciencia de la acción humana, en el contexto más amplio de la revuelta contra la ciencia. Ésto significa que la defensa de la praxeología es parte de una defensa filosófica de la ciencia misma. Mises argumenta:

Tales doctrinas [polilogísticas] van mucho más allá de los límites de la economía. Cuestionan no sólo a la economía y a la praxeología, sino a todos los demás conocimientos humanos y al razonamiento humano en general. Se refieren tanto a las matemáticas y a la física, como a la economía. Parece, por tanto, que la tarea de refutarlos no recae en ninguna rama del conocimiento, sino en la epistemología y en la filosofía.

Comprender la razón es primordial para comprender la libertad

Basándose en la Crítica de la razón pura de Immanuel Kant, algunos filósofos han cuestionado la naturaleza y los límites de la razón. En cambio, la razón humana desempeña un papel central en el pensamiento libertario. En el sentido corriente del diccionario, la razón humana significa sencillamente “la capacidad de una mente sana para pensar y emitir juicios, especialmente basados ​​en hechos prácticos”.

En La acción humana, Ludwig von Mises describe la razón como una cualidad universal común a todos los seres humanos, subrayando que la razón es “la marca que distingue al hombre de los animales, y ha dado lugar a todo lo que es específicamente humano”. Como todos los seres humanos tienen la capacidad de razonar, la lógica humana sólo puede proceder por referencia a la razón. La razón es la única base sobre la que podemos realizar investigaciones y esforzarnos por ampliar las fronteras del conocimiento. Como explica Mises: “Los científicos están obligados a tratar cada doctrina como si sus partidarios no estuvieran inspirados por nada más que la sed de conocimiento”.

Quienes rechazan la universalidad de la razón humana intentan con ello evitar enfrentarse a sus dictados. Rechazan las conclusiones que se desprenden de “una cadena irrefutable de razonamientos”, y promueven descaradamente sus propias teorías irracionales si consideran que dichas teorías son políticamente convenientes. Por ejemplo, los teóricos críticos de la raza sostienen que la verdad objetiva, la razón y la racionalidad, son simplemente una tapadera para la imposición de valores europeos a personas no blancas y, por lo tanto, deberían ser rechazadas por quienes están a favor del multiculturalismo. Su respuesta a la acusación de que la teoría crítica de la raza es irracional, es que los conceptos mismos de razón y racionalidad son eurocéntricos y, por lo tanto, están justificado su rechazo:

Como la teoría crítica rechaza la razón, no puede ser cuestionada. Bajo esta rúbrica, dice [Allen C.] Guelzo, el único propósito de las preguntas es servir a los intereses de la clase opresora, y “cualquier respuesta que se te ocurra, que no hable en términos de alguna estructura oculta de opresión, puede simplemente ser descartada como parte de la estructura de opresión”.

Los teóricos críticos de la raza sostienen que, en lugar de ser universal, la lógica está determinada por características personales, como la raza o el sexo de uno. Por lo tanto adoptan el polilogismo, que Pierre Perrin define como “una visión epistemológica basada en la proposición de que la estructura lógica de la mente es sustancialmente diferente entre los distintos grupos”.

Mises explica que “el motivo principal para el desarrollo de las doctrinas del polilogismo, el historicismo y el irracionalismo, fue proporcionar una justificación para hacer caso omiso de las enseñanzas de la economía en la determinación de las políticas económicas”. La respuesta de Mises a eso:

es un pobre recurso improvisado deshacerse de una teoría haciendo referencia a su contexto histórico, al “espíritu” de su tiempo, a las condiciones materiales del país de su origen, y a las cualidades personales de sus autores. Una teoría está sujeta únicamente al tribunal de la razón. El criterio que se debe aplicar es siempre el criterio de la razón.

Mises demuestra que rechazar la razón humana es incompatible con el florecimiento humano, el progreso económico y la civilización misma.

Murray Rothbard también sostiene que la razón humana “dicta al hombre sus fines adecuados, así como los medios para alcanzarlos”. Enfatiza la cualidad distintiva de la razón para entender la naturaleza humana: “Y aquí llegamos a una diferencia vital entre las criaturas vivientes inanimadas o incluso no humanas, y el hombre mismo … el hombre, ‘el animal racional’, posee la razón para descubrir tales fines, y el libre albedrío para elegir”. Rothbard fundamenta los principios de la ley natural que sustentan su teoría de la ética, en “la razón y la investigación racional”.

Mises no vincula la razón de esa manera con los principios de la ley natural, argumentando en cambio que “las enseñanzas de la filosofía utilitarista y la economía clásica no tienen nada que ver con la doctrina del derecho natural. Para ellas, el único punto que importa es la utilidad social”. Desde una perspectiva utilitarista, la razón por la que las personas no deberían optar por emprender una matanza violenta, no es porque viole un supuesto derecho natural a la vida, sino más bien porque esa conducta es contraria a los deseos últimos del hombre: “Si satisfaces tu sed de sangre, debes renunciar a muchos otros deseos. Quieres comer, beber, vivir en buenas casas, vestirte y mil cosas más, que sólo la sociedad puede proporcionar”. Nadie alcanzará sus metas en la vida si todos se atacan unos a otros con impunidad.

Otros libertarios que no aceptan la filosofía de los derechos naturales, y que se basan en cambio en este tipo de explicaciones consecuencialistas o contractuales para la acción humana, han cuestionado el vínculo establecido por Rothbard entre la razón humana y los principios de la ley natural. Por ejemplo, Butler Shaffer pregunta:

¿Cómo se descubre el contenido de estos principios? ¿Cómo distinguimos la identificación de una persona de un “principio moral” trascendente, de la expresión de un prejuicio privado de otra persona? ¿Están haciendo los teóricos de los derechos naturales algo más que proyectar sus preferencias subjetivas en el universo, y luego caracterizarlas como “principios eternos”?

La respuesta de Rothbard es que el contenido de los derechos naturales se deriva de la razón. En La ética de la libertad, sostiene:

Una crítica común y repentina de los oponentes de la ley natural es: ¿quién debe establecer las supuestas verdades sobre el hombre? La respuesta no es quién sino qué: la razón del hombre. La razón del hombre es objetiva; es decir, puede ser empleada por todos los hombres para producir verdades sobre el mundo. Preguntar cuál es la naturaleza del hombre es invitar a la respuesta. ¡Ve, estudia y descúbrelo!

De esta manera, aunque desde diferentes fundamentos filosóficos, tanto los filósofos de los derechos naturales como los utilitaristas defienden la importancia y el carácter indispensable de la razón humana. La razón humana es universal, pero su cualidad universal no significa que todas las personas tengan la misma capacidad de razonamiento –significa que todas las personas pueden razonar. Ésto tampoco significa que las personas sean siempre razonables, o que nunca se dejen influenciar por sus emociones o sentimientos irracionales, o que todas las opiniones razonables deban ser tratadas como objetivas y universales. Además, la afirmación no es que el proceso de razonamiento conducirá a la perfección o la omnisciencia, o que la gente nunca caerá en el error. Errar es humano. Sin embargo, como afirma Mises: “El hombre sólo tiene una herramienta para luchar contra el error: la razón”.

 

 

 

Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

Wanjiru Njoya
Wanjiru Njoya
é bolsista residente do Mises Institute. É autora de Economic Freedom and Social Justice (Palgrave Macmillan, 2021), Redressing Historical Injustice (Palgrave Macmillan, 2023, com David Gordon) e "A Critique of Equality Legislation in Liberal Market Economies" (Journal of Libertarian Studies, 2021).
RELATED ARTICLES

DEIXE UMA RESPOSTA

Por favor digite seu comentário!
Por favor, digite seu nome aqui

Most Popular

Recent Comments

Maurício J. Melo on A casta política de Milei
Maurício J. Melo on A vitória é o nosso objetivo
Maurício J. Melo on A vitória é o nosso objetivo
Leitão de Almeida on Esquisitices da Religião Judaica
Maurício J. Melo on Esquisitices da Religião Judaica
Taurindio on Chegando a Palestina
Maurício J. Melo on Esquisitices da Religião Judaica
Fernando Chiocca on Anarcosionismo
Fernando Chiocca on Anarcosionismo
Daniel Gomes on Milei é um desastre
Daniel Gomes on Milei é um desastre
maurício on Milei é um desastre
Leitão de Almeida on Milei é um desastre
Joaquim Saad on Anarcosionismo
Mateus on Anarcosionismo
Revoltado on Justificando o mal
SilvanaB on Ayn Rand está morta
SilvanaB on Ayn Rand está morta
SilvanaB on Ayn Rand está morta
Carlos Santos Lisboa on A Argentina deve repudiar sua dívida
Jeferson Santana Menezes on As seis lições
Maurício J. Melo on Ayn Rand está morta
Maurício J. Melo on Ayn Rand está morta
Fernando Chiocca on Ayn Rand está morta
Luan Oliveira on Ayn Rand está morta
Fernando Chiocca on Ayn Rand está morta
Maurício J. Melo on Ayn Rand está morta
YURI CASTILHO WERMELINGER on Ayn Rand está morta
Maurício J. Melo on Ayn Rand está morta
YURI CASTILHO WERMELINGER on Ayn Rand está morta
YURI CASTILHO WERMELINGER on Ayn Rand está morta
PAULO ROBERTO MATZENBACHER DA ROSA on O mito do genocídio congolês de Leopoldo II da Bélgica
Fernando Chiocca on Ayn Rand está morta
Maurício J. Melo on Ayn Rand está morta
YURI CASTILHO WERMELINGER on Ayn Rand está morta
Maurício J. Melo on Ayn Rand está morta
Fernando Chiocca on O antissemitismo do marxismo 
Maurício J. Melo on O antissemitismo do marxismo 
Maurício J. Melo on Bem-estar social fora do estado
Maurício J. Melo on A guerra do Ocidente contra Deus
Maurício J. Melo on A guerra do Ocidente contra Deus
Maurício J. Melo on A guerra do Ocidente contra Deus
Maurício J. Melo on Objetivismo, Hitler e Kant
Norberto Correia on A Teoria da Moeda e do Crédito
maurício on O Massacre
Maurício J. Melo on A vietnamização da Ucrânia
Maurício J. Melo on A vietnamização da Ucrânia
Maurício J. Melo on Intervenção estatal e Anarquia
Maurício J. Melo on O Massacre
ROBINSON DANIEL DOS SANTOS on A falácia da Curva de Laffer
Maurício J. Melo on Da natureza do Estado
Maurício J. Melo on Da natureza do Estado
Maurício J. Melo on Um mau diagnóstico do populismo
Maurício J. Melo on O que é autodeterminação?
Marco Antônio F on Anarquia, Deus e o Papa Francisco
Renato Cipriani on Uma tarde no supermercado . . .
Maurício J. Melo on O mito do Homo Economicus
Voluntarquista Proprietariano on Anarquia, Deus e o Papa Francisco
Antonio Marcos de Souza on A Ditadura Ginocêntrica Ocidental
Maurício J. Melol on O problema do microlibertarianismo
Leninha Carvalho on As seis lições
Carlos Santos Lisboa on Confederados palestinos
Ivanise dos Santos Ferreira on Os efeitos econômicos da inflação
Ivanise dos Santos Ferreira on Os efeitos econômicos da inflação
Ivanise dos Santos Ferreira on Os efeitos econômicos da inflação
Marco Antônio F on Israel enlouqueceu?
Maurício J. Melo on Confederados palestinos
Maurício J. Melo on Confederados palestinos
Fernando Chiocca on Confederados palestinos
Matheus Polli on Confederados palestinos
Pobre Mineiro on Confederados palestinos
Matheus Oliveira De Toledo on Verdades inconvenientes sobre Israel
Ex-microempresario on O bombardeio do catolicismo japonês
Ex-microempresario on O bombardeio do catolicismo japonês
Ex-microempresario on O bombardeio do catolicismo japonês
Ana Laura Schilling on A pobreza do debate sobre as drogas
Maurício J. Melo on Israel enlouqueceu?
Fernando Chiocca on Israel enlouqueceu?
Matheus Oliveira De Toledo on A queda do pensamento crítico
Ex-microempresario on O bombardeio do catolicismo japonês
Ex-microempresario on O bombardeio do catolicismo japonês
Julio Cesar on As seis lições
Marco Antônio F on Anarquia, Deus e o Papa Francisco
Carola Megalomaníco Defensor do Clero Totalitário Religioso on Política é tirania por procuração
historiador on Por trás de Waco
Francês on O mistério continua
Revoltado on O mistério continua
Maurício J. Melo on Anarquia, Deus e o Papa Francisco
José Tadeu Silva on A OMS é um perigo real e presente
Revoltado on Dia da Mulher marxista
José Olimpio Velasques Possobom on É hora de separar escola e Estado
Bozo Patriotário Bitconheiro on Libertarianismo e boicotes
maurício on A catástrofe Reagan
maurício on A catástrofe Reagan
Imbecil Individual on A catástrofe Reagan
Flávia Augusta de Amorim Veloso on Tragédia provocada: A síndrome da morte súbita
Conrado Morais on O mal inerente do centrismo
Maurício J. Melo on Isso é legal?
Maurício J. Melo on O que podemos aprender com Putin
Imbecil Individual on Por que as drogas são proibidas?
Marco Antônio F on Por que as drogas são proibidas?
Marco Antônio F on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Ex-microempresario on Por que as drogas são proibidas?
Ex-microempresario on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Ex-microempresario on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Por que as drogas são proibidas?
Maurício J. Melo on Ayn Rand sobre o Oriente Médio
Maurício J. Melo on Ayn Rand sobre o Oriente Médio
Daniel Gomes on Sobre a guerra na Palestina
Maurício J. Melo on Ayn Rand sobre o Oriente Médio
Maurício J. Melo on Uma Carta Aberta a Walter E. Block
Estado máximo, cidadão mínimo. on O que realmente está errado com o plano industrial do PT
Maurício J. Melo on Sobre a guerra na Palestina
Maurício J. Melo on Kulturkampf!
Maurício J. Melo on Discurso de Javier Milei em Davos
Maurício J. Melo on Discurso de Javier Milei em Davos
Maurício J. Melo on Discurso de Javier Milei em Davos
Maurício J. Melo on Discurso de Javier Milei em Davos
Maurício J. Melo on Covid e conformismo no Japão
Marco Antônio F on Tem cheiro de Genocídio
Marco Antônio F on Tem cheiro de Genocídio
Pobre Mineiro on Tem cheiro de Genocídio
Rodrigo Alfredo on Tem cheiro de Genocídio
Marco Antônio F on Tem cheiro de Genocídio
Maurício J. Melo on Tem cheiro de Genocídio
Maurício J. Melo on Fora de Controle
Pobre Mineiro on Fora de Controle
Maurício J. Melo on Fora de Controle
Antonio Gilberto Bertechini on Por que a crise climática é uma grande farsa
Pobre Mineiro on Fora de Controle
Phillipi on Anarquismo cristão
Maurício on A tramoia de Wuhan
Maurício J. Melo on Fora de Controle
Chris on Fora de Controle
Maurício J. Melo on Os lados da história
Pobre Mineiro on “Os piores dias em Gaza”
Maurício J. Melo on Os lados da história
Ex-microempresario on Os lados da história
Pobre Mineiro on Os lados da história
Pobre Mineiro on Os lados da história
Pobre Mineiro on Os lados da história
Maurício J. Melo on Os lados da história
Fernando Chiocca on “Os piores dias em Gaza”
Pobre Mineiro on Os lados da história
Fernando Chiocca on “Os piores dias em Gaza”
Maurício J. Melo on Os lados da história
Ex-microempresario on Os lados da história
Maurício J. Melo on Os lados da história
Ex-microempresario on Os lados da história
Maurício J. Melo on Os lados da história
Ex-microempresario on Os lados da história
Cristério Pahanguasimwe. on O que é a Economia Austríaca?
Pobre Mineiro on Morte e destruição em Gaza
Pobre Mineiro on A imoralidade da COP28
Maurício J. Melo on Sim, existem palestinos inocentes
Maurício J. Melo on Morte e destruição em Gaza
Maurício J. Melo on Morte e destruição em Gaza
Fernando Chiocca on Sim, existem palestinos inocentes
HELLITON SOARES MESQUITA on Sim, existem palestinos inocentes
Revoltado on A imoralidade da COP28
Pobre Mineiro on Morte e destruição em Gaza
Pobre Mineiro on Morte e destruição em Gaza
Fernando Chiocca on Morte e destruição em Gaza
HELLITON SOARES MESQUITA on Morte e destruição em Gaza
Maurício J. Melo on Morte e destruição em Gaza
Pobre Mineiro on Inspiração para a Nakba?
Historiador Libertário on Randianos são coletivistas genocidas
Historiador Libertário on Randianos são coletivistas genocidas
Historiador Libertário on Randianos são coletivistas genocidas
Historiador Libertário on Randianos são coletivistas genocidas
Maurício J. Melo on A controvérsia em torno de JFK
Joaquim Saad on Canudos vs estado positivo
Maurício J. Melo on A Economia de Javier Milei
Maurício J. Melo on A Economia de Javier Milei
Maurício J. Melo on Combatendo a ofensiva do Woke
Pobre Mineiro on Rothbard sobre Guerra
Douglas Silvério on As seis lições
Maurício José Melo on A verdadeira tragédia de Waco
Joaquim Saad on O Retorno à Moeda Sólida
Joaquim Saad on O Retorno à Moeda Sólida
Maurício J. Melo on Juízes contra o Império da Lei
Revoltado on George Floyd se matou
Revoltado on George Floyd se matou
Juan Pablo Alfonsin on Normalizando a feiura e a subversão
Cláudio Aparecido da Silva. on O conflito no Oriente Médio e o que vem por aí
Maurício J. Melo on A economia e o mundo real
Maurício J. Melo on George Floyd se matou
Victor Camargos on A economia e o mundo real
Pobre Mineiro on George Floyd se matou
Revoltado on George Floyd se matou
Universitário desmiolado on A precária situação alimentar cubana
JOSE CARLOS RODRIGUES on O maior roubo de ouro da história
Historiador Libertário on Rothbard, Milei, Bolsonaro e a nova direita
Pobre Mineiro on Vitória do Hamas
Edvaldo Apolinario da Silva on Greves e sindicatos criminosos
Maurício J. Melo on Como se define “libertário”?
Maurício J. Melo on A economia da guerra
Alexander on Não viva por mentiras
Lady Gogó on Não viva por mentiras
Roberto on A era da inversão
Roberto on A era da inversão
Samsung - Leonardo Hidalgo Barbosa on A anatomia do Estado
Maurício J. Melo on O Anarquista Relutante
Caterina Mantuano on O Caminho da Servidão
Maurício J. Melo on Mais sobre Hiroshima e Nagasaki
Pedro Lopes on A realidade na Ucrânia
Eduardo Prestes on A verdade sobre mães solteiras
Guilherme on Imposto sobre rodas
José Olimpio Velasques Possobom on Precisamos de verdade e beleza
Ex-microempresario on A OMS é um perigo real e presente
José Olimpio Velasques Possobom on A OMS é um perigo real e presente
Maurício J. Melo on Rothbard sobre o utilitarismo
LUIZ ANTONIO LORENZON on Papa Francisco e a vacina contra a Covid
Juri Peixoto on Entrevistas
Maurício J. Melo on Os Incas e o Estado Coletivista
Marcus Seixas on Imposto sobre rodas
Samuel Jackson on Devemos orar pela Ucrânia?
Maurício J. Melo on Imposto sobre rodas
Lucas Q. J. on Imposto sobre rodas
Tony Clusters on Afinal, o agro é fascista?
Joaquim Saad on A justiça social é justa?
Caterina on Mercado versus estado
Fernando Chiocca on A ética da liberdade
Fernando Chiocca on A verdadeira tragédia de Waco
Carlos Eduardo de Carvalho on Ação Humana – Um Tratado de Economia
João Marcos Theodoro on Ludwig von Mises: um racionalista social
Maurício José Melo on Lacrada woke em cima de Rothbard?
José Carlos Munhol Jr on Lacrada woke em cima de Rothbard?
Fernando Chiocca on Lacrada woke em cima de Rothbard?
Matador de onça on Os “direitos” dos animais
Micael Viegas Alcantara de Souza on Em defesa do direito de firmar contratos livremente
Adversário do Estado on Lacrada woke em cima de Rothbard?
Maurício José Melo on Nações por consentimento
Nairon de Alencar on Precisamos do Estado?
Marcus Seixas on Aflições Econômicas
Nairon de Alencar on O Governo Onipotente
Demetrius Giovanni Soares on O Governo Onipotente
Nairon de Alencar on A economia da inveja
Nairon de Alencar on Leitura de Sima Qian
Nairon de Alencar on O que sabíamos nos primeiros dias
Cândido Martins Ribeiro on A Mulher Rei dá ‘tilt’ na lacração
Robertodbarros on Precisamos de verdade e beleza
Cândido Martins Ribeiro on Precisamos de verdade e beleza
Cândido Martins Ribeiro on Precisamos de verdade e beleza
Robertodbarros on Precisamos de verdade e beleza
Marcus Seixas on O problema da democracia
Marcus Seixas on O problema da democracia
Marco Antonio F on O problema da democracia
Marco Antonio F on O problema da democracia
Cândido Martins Ribeiro on O problema da democracia
Cândido Martins Ribeiro on As linhas de frente das guerras linguísticas
Richard Feynman on Por que você não vota?
Maurício J. Melo on A fogueira de livros do Google
Maurício J. Melo on Por que você não vota?
Maurício J. Melo on Em defesa dos demagogos
Yabhiel M. Giustizia on Coerção e Consenso
Maurício J. Melo on Hoppefobia Redux
Maurício J. Melo on O problema com a autoridade
Maurício J. Melo on Raça! Aquele livro de Murray
Cândido Martins Ribeiro on Europa se suicida com suas sanções
Cândido Martins Ribeiro on Como os monarcas se tornaram servos do Estado
Nikus Janestus on Os “direitos” dos animais
João Marcos Theodoro on O verdadeiro significado de inflação
Maurício J. Melo on O ex-mafioso e a Democracia
Nikus Janestus on O ex-mafioso e a Democracia
Maurício J. Melo on Comédia Vs Estado
Cândido Martins Ribeiro on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Al Capone e a data de validade
Fernando Chiocca on Comédia Vs Estado
dannobumi on Comédia Vs Estado
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Demetrius Giovanni Soares on Patentes e Progresso
Demetrius Giovanni Soares on O coletivismo implícito do minarquismo
Demetrius Giovanni Soares on O coletivismo implícito do minarquismo
Cândido Martins Ribeiro on Patentes e Progresso
Cândido Martins Ribeiro on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Cândido Martins Ribeiro on Patentes e Progresso
Cândido Martins Ribeiro on Patentes e Progresso
Demetrius Giovanni Soares on Carta aos Brasileiros Contra a Democracia
Demetrius Giovanni Soares on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Cândido Martins Ribeiro on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Patentes e Progresso
Maurício J. Melo on Mensagem de Natal de Viganò
Maurício J. Melo on Mentiras feias do Covid
Cândido Martins Ribeiro on Soljenítsin sobre a OTAN, Ucrânia e Putin
Cândido Martins Ribeiro on Soljenítsin sobre a OTAN, Ucrânia e Putin
Maurício J. Melo on Os vândalos linguísticos
Richard Feynman on A guerra imaginária
Shrek on Morte por vacina
Maurício J. Melo on Morte por vacina
Kletos Kassaki on Os verdadeiros anarquistas
Cândido Martins Ribeiro on A guerra imaginária
Maurício J. Melo on A guerra imaginária
Thomas Morus on A guerra imaginária
Cândido Martins Ribeiro on A guerra imaginária
Joaquim Saad on Os verdadeiros anarquistas
Cândido Martins Ribeiro on A conspiração Covid contra a humanidade
Gabriel Figueiro on Estado? Não, Obrigado!
Maurício J. Melo on Revelação do método
Maurício J. Melo on A missão de Isaías
Maurício J. Melo on A questão dos camelôs
Nikus Janestus on A questão dos camelôs
Ancapo Resfrogado on Votar deveria ser proibido
Fernando Chiocca on A missão de Isaías
Maurício J. Melo on Reservas fracionárias são fraude
Sedevacante Católico on A missão de Isaías
Sedevacante Católico on Uma vitória para a vida e a liberdade
Richard Feynman on A missão de Isaías
Richard Feynman on Cristianismo Vs Estatismo
Nikus Janestus on Cristianismo Vs Estatismo
Maurício J. Melo on Cristianismo Vs Estatismo
Maurício J. Melo on A ontologia do bitcoin
Maurício J. Melo on Sobre “as estradas” . . .
Nikus Janestus on Sobre “as estradas” . . .
Maurício J. Melo on Sobre “as estradas” . . .
Nikus Janestus on Sobre “as estradas” . . .
Richard Feynman on A busca pela liberdade real
Robertodbarros on A busca pela liberdade real
Maurício J. Melo on Coletivismo de Guerra
Maurício J. Melo on A Ditadura Ginocêntrica Ocidental
Simon Riley on Contra a Esquerda
Thomas Cotrim on Canudos vs estado positivo
Junior Lisboa on Canudos vs estado positivo
Thomas Cotrim on Canudos vs estado positivo
Maurício J. Melo on Canudos vs estado positivo
Maurício J. Melo on A guerra da Ucrânia é uma fraude
Richard Feynman on Descentralizado e neutro
Maurício J. Melo on O inimigo dos meus inimigos
Maurício J. Melo on Descentralizado e neutro
Maurício J. Melo on Descentralizado e neutro
Maurício J. Melo on A questão das nacionalidades
Maurício J. Melo on Todo mundo é um especialista
Maurício J. Melo on Adeus à Dama de Ferro
Maurício J. Melo on As elites erradas
Maurício J. Melo on Sobre a defesa do Estado
Maurício J. Melo on Após os Romanovs
Maurício J. Melo on A situação militar na Ucrânia
Amigo do Ancapistao on Entendendo a guerra entre oligarquias
RAFAEL BORTOLI DEBARBA on Toda a nossa pompa de outrora
Maurício J. Melo on Duas semanas para achatar o mundo
RAFAEL BORTOLI DEBARBA on Após os Romanovs
Maurício J. Melo on Os antropólogos refutaram Menger?
Dalessandro Sofista on O mito de hoje
Dalessandro Sofista on Uma crise mundial fabricada
Maurício J. Melo on O mito de hoje
Carlos Santanna on A vingança dos Putin-Nazistas!
Maurício J. Melo on O inimigo globalista
cosmic dwarf on O inimigo globalista
Maurício J. Melo on O inimigo globalista
Richard Feynman on Heróis, vilões e sanções
Fernando Chiocca on A vingança dos Putin-Nazistas!
Maurício J. Melo on A vingança dos Putin-Nazistas!
Marcus Seixas on O que temos a perder
Maurício J. Melo on Putin é o novo coronavírus?
Maurício J. Melo on A esquerda, os pobres e o estado
Maurício J. Melo on Heróis, vilões e sanções
Maurício J. Melo on O que temos a perder
Richard Feynman on Heróis, vilões e sanções
Maurício J. Melo on Heróis, vilões e sanções
Maurício J. Melo on Tudo por culpa da OTAN
Maurício J. Melo on O Ocidente é o melhor – Parte 3
Maurício J. Melo on Trudeau: nosso inimigo mortal
Teóphilo Noturno on Pelo direito de não ser cobaia
pauloricardomartinscamargos@gmail.com on O verdadeiro crime de Monark
Maurício J. Melo on O verdadeiro crime de Monark
Maurício J. Melo on A Matrix Covid
cosmic dwarf on A Matrix Covid
vagner.macedo on A Matrix Covid
Vitus on A Matrix Covid
Maurício J. Melo on Síndrome da Insanidade Vacinal
James Lauda on Mentiras gays
cosmic dwarf on Mentiras gays
Marcus Seixas on Da escuridão para a luz
Maurício J. Melo on Da escuridão para a luz
Maurício J. Melo on Mentiras gays
Richard Feynman on Mentiras gays
carlosoliveira on Mentiras gays
carlosoliveira on Mentiras gays
Maurício J. Melo on A mudança constante da narrativa
Mateus Duarte on Mentiras gays
Richard Feynman on Nem votos nem balas
Richard Feynman on Nem votos nem balas
Richard Feynman on O que deve ser feito
Fabricia on O que deve ser feito
Maurício J. Melo on Moderados versus radicais
Richard Feynman on Moderados versus radicais
Richard Feynman on As crianças do comunismo
felipecojeda@gmail.com on O sacrifício monumental de Novak Djokovic
Matos_Rodrigues on As crianças do comunismo
Matos_Rodrigues on As crianças do comunismo
Maurício J. Melo on As crianças do comunismo
Richard Feynman on É o fim das doses de reforço
Maurício J. Melo on É o fim das doses de reforço
felipecojeda@gmail.com on É o fim das doses de reforço
Kletos Kassaki on É o fim das doses de reforço
Maurício J. Melo on Rothbard e as escolhas imorais
Maurício J. Melo on A apartação dos não-vacinados
Maurício J. Melo on A apartação dos não-vacinados
Yuri Castilho Wermelinger on Como retomar nossa liberdade em 2022
Marcus Seixas on Uma sociedade conformada
Maurício J. Melo on Abaixo da superfície
Robertodbarros on Abaixo da superfície
Richard Feynman on Anarquismo cristão
Maurício J. Melo on Anarquismo cristão
Quebrada libertaria on Anarquismo cristão
gfaleck@hotmail.com on Anarquismo cristão
Maurício J. Melo on Fauci: o Dr. Mengele americano
Maurício J. Melo on O homem esquecido
Filodóxo on O custo do Iluminismo
Maurício J. Melo on Contra a Esquerda
RF3L1X on Contra a Esquerda
RF3L1X on Contra a Esquerda
Robertodbarros on Uma pandemia dos vacinados
Robertodbarros on Uma pandemia dos vacinados
Maurício J. Melo on A questão do aborto
Pedro Lucas on A questão do aborto
Pedro Lucas on A questão do aborto
Pedro Lucas on A questão do aborto
Pedro Lucas on A questão do aborto
Maurício J. Melo on Hugh Akston = Human Action?
Richard Feynman on Corrupção legalizada
Principalsuspeito on Corrupção legalizada
Maurício J. Melo on Hoppefobia
Maurício J. Melo on Hoppefobia
Richard Feynman on O que a economia não é
Richard Feynman on O que a economia não é
Maurício J. Melo on O que a economia não é
Richard Feynman on O que a economia não é
Douglas Volcato on O Mito da Defesa Nacional
Douglas Volcato on Economia, Sociedade & História
Canal Amplo Espectro Reflexoes on A Cingapura sozinha acaba com a narrativa covidiana
Daniel Vitor Gomes on Hayek e o Prêmio Nobel
Maurício J. Melo on Hayek e o Prêmio Nobel
Maurício J. Melo on Democracia e faits accomplis
Gilciclista on DECLARAÇÃO DE MÉDICOS
Gael I. Ritli on O inimigo é sempre o estado
Maurício J. Melo on Claro que eu sou um libertário
Maurício J. Melo on DECLARAÇÃO DE MÉDICOS
Maurício J. Melo on Donuts e circo
Maurício J. Melo on Um libertarianismo rothbardiano
Daniel Vitor Gomes on O mito da “reforma” tributária
Daniel Vitor Gomes on Populismo de direita
Daniel Vitor Gomes on Os “direitos” dos animais
Daniel Vitor Gomes on Os “direitos” dos animais
Maurício J. Melo on A verdade sobre fake news
Hemorroida Incandescente do Barroso on Socialismo – Uma análise econômica e sociológica
Richard Feynman on Nem votos nem balas
Maurício J. Melo on Nem votos nem balas
Richard Feynman on Nem votos nem balas
Richard Feynman on A lei moral contra a tirania
Maurício J. Melo on A ética da liberdade
cosmic dwarf on O Império contra-ataca
peridot 2f5l cut-5gx on Nacionalismo e Secessão
Maurício J. Melo on Nacionalismo e Secessão
The Schofield County on O catolicismo e o austrolibertarianismo
The Schofield County on O catolicismo e o austrolibertarianismo
pauloartur1991 on O Mito da Defesa Nacional
Cadmiel Estillac Pimentel on A teoria subjetivista do valor é ideológica?
Maurício J. Melo on Anarcocapitalismo e nacionalismo
Maurício J. Melo on A pobreza: causas e implicações
Richard Feynman on O inimigo é sempre o estado
Robertodbarros on Como o Texas matou o Covid
cosmic dwarf on Como o Texas matou o Covid
ApenasUmInfiltradonoEstado on Cientificismo, o pai das constituições
Paulo Marcelo on A ascensão do Bitcoin
Robertodbarros on O inimigo é sempre o estado
Maurício J. Melo on O inimigo é sempre o estado
Fernando Chiocca on O inimigo é sempre o estado
Robertodbarros on O inimigo é sempre o estado
Maurício J. Melo on O inimigo é sempre o estado
Rafael Henrique Rodrigues Alves on Criptomoedas, Hayek e o fim do papel moeda
Richard Feynman on Que mundo louco
Maurício J. Melo on Que mundo louco
gabriel9891 on Os perigos das máscaras
Will Peter on Os perigos das máscaras
Fernando Chiocca on Os perigos das máscaras
guilherme allan on Os perigos das máscaras
Juliano Arantes de Andrade on Não existe “seguir a ciência”
Maurício J. Melo on Mises sobre secessão
Fernando Chiocca on O velho partido novo
Maurício J. Melo on O velho partido novo
Richard Feynman on O velho partido novo
Maurício J. Melo on Não temas
Claudio Souza on Brasil, tira tua máscara!
Maurício J. Melo on Por que imposto é roubo
Yuri Castilho Wermelinger on A felicidade é essencial
Yuri Castilho Wermelinger on Como se deve viver?
Yuri Castilho Wermelinger on Como se deve viver?
Yuri Castilho Wermelinger on Por que o jornalismo econômico é tão ruim?
Yuri Castilho Wermelinger on Por que o jornalismo econômico é tão ruim?
Maurício J. Melo on Como se deve viver?
Yuri Castilho Wermelinger on Harmonia de classes, não guerra de classes
Yuri Castilho Wermelinger on Meu empregador exige máscara, e agora?
Yuri Castilho Wermelinger on O aniversário de 1 ano da quarentena
Maurício J. Melo on Em defesa do Paleolibertarianismo
Maurício J. Melo on O cavalo de Troia da concorrência
Maurício J. Melo on A Era Progressista e a Família
Rômulo Eduardo on A Era Progressista e a Família
Yuri Castilho Wermelinger on Quem controla e mantém o estado moderno?
Richard Feynman on Por que Rothbard perdura
Mauricio J. Melo on O mito do “poder econômico”
Mauricio J. Melo on O mito do “poder econômico”
Yuri Castilho Wermelinger on O mito do “poder econômico”
Yuri Castilho Wermelinger on O mito do “poder econômico”
Yuri Castilho Wermelinger on Manipulação em massa – Como funciona
Yuri Castilho Wermelinger on Coca-Cola, favoritismo e guerra às drogas
Mauricio J. Melo on Justiça injusta
Yuri Castilho Wermelinger on Coca-Cola, favoritismo e guerra às drogas
Richard Feynman on A grande fraude da vacina
Yuri Castilho Wermelinger on Hoppefobia
Mauricio J. Melo on Hoppefobia
Yuri Castilho Wermelinger on Máscara, moeda, estado e a estupidez humana
Joaquim Saad de Carvalho on Máscara, moeda, estado e a estupidez humana
Marcos Vasconcelos Kretschmer on Economia em 15 minutos
Mauricio J. Melo on Mises contra Marx
Zeli Teixeira de Carvalho Filho on A deplorável ascensão dos idiotas úteis
Joaquim Alberto Vasconcellos on A deplorável ascensão dos idiotas úteis
A Vitória Eugênia de Araújo Bastos on A deplorável ascensão dos idiotas úteis
RAFAEL BORTOLI DEBARBA on A farsa sobre Abraham Lincoln
Maurício J. Melo on A farsa sobre Abraham Lincoln
charles santos da silva on Hoppe sobre como lidar com o Corona 
Luciano Gomes de Carvalho Pereira on Bem-vindo a 2021, a era da pós-persuasão!
Luciano Gomes de Carvalho Pereira on Bem-vindo a 2021, a era da pós-persuasão!
Rafael Rodrigo Pacheco da Silva on Afinal, qual é a desse “Grande Reinício”?
RAFAEL BORTOLI DEBARBA on A deplorável ascensão dos idiotas úteis
Wendel Kaíque Padilha on A deplorável ascensão dos idiotas úteis
Marcius Santos on O Caminho da Servidão
Maurício J. Melo on A gênese do estado
Maurício J. Melo on 20 coisas que 2020 me ensinou
Kletos on Mostrar respeito?
Juliano Oliveira on 20 coisas que 2020 me ensinou
maria cleonice cardoso da silva on Aliança Mundial de Médicos: “Não há Pandemia.”
Regina Cassia Ferreira de Araújo on Aliança Mundial de Médicos: “Não há Pandemia.”
Alex Barbosa on Brasil, tira tua máscara!
Regina Lúcia Allemand Mancebo on Brasil, tira tua máscara!
Marcelo Corrêa Merlo Pantuzza on Aliança Mundial de Médicos: “Não há Pandemia.”
A Vitória Eugênia de Araújo Bastos on A maior fraude já perpetrada contra um público desavisado
Kletos on Salvando Vidas
Maurício J. Melo on As lições econômicas de Belém
RAFAEL BORTOLI DEBARBA on O futuro que os planejadores nos reservam
Fernando Chiocca on Os “direitos” dos animais
Maurício J. Melo on O mito da Constituição
Maurício J. Melo on Os alemães estão de volta!
Tadeu de Barcelos Ferreira on Não existe vacina contra tirania
Maurício J. Melo on Em defesa do idealismo radical
Maurício J. Melo on Em defesa do idealismo radical
RAFAEL RODRIGO PACHECO DA SILVA on A incoerência intelectual do Conservadorismo
Thaynan Paulo Fernandes Bezerra de Mendonça on Liberdade através do voto?
Maurício J. Melo on Liberdade através do voto?
Maurício J. Melo on Políticos são todos iguais
Fernando Chiocca on Políticos são todos iguais
Vitor_Woz on Por que paleo?
Maurício Barbosa on Políticos são todos iguais
Maurício J. Melo on Votar é burrice
Graciano on Votar é burrice
Maurício J. Melo on Socialismo é escravidão (e pior)
Raissa on Gaslighting global
Maurício J. Melo on Gaslighting global
Maurício J. Melo on O ano dos disfarces
Maurício J. Melo on O culto covidiano
Graciano on O ano dos disfarces
Johana Klotz on O culto covidiano
Graciano on O culto covidiano
Fernando Chiocca on O culto covidiano
Mateus on O culto covidiano
Leonardo Ferraz on O canto de sereia do Estado
Maurício J. Melo on Quarentena: o novo totalitarismo
Maurício J. Melo on Por que o Estado existe?  
Fernando Chiocca on I. Um libertário realista
Luis Ritta on O roubo do TikTok
Maurício J. Melo on Síndrome de Melbourne
Maurício J. Melo on Porta de entrada
Joaquim Saad on Porta de entrada
Kletos Kassaki on No caminho do estado servil
Maurício de Souza Amaro on Aviso sobre o perigo de máscaras!
Joaquim Saad on Justiça injusta
Maurício de Souza Amaro on Aviso sobre o perigo de máscaras!
RAFAEL BORTOLI DEBARBA on No caminho do estado servil
Maurício J. Melo on Mises e Rothbard sobre democracia
Bruno Silva on Justiça injusta
Alberto Soares on O efeito placebo das máscaras
Bovino Revoltado on O medo é um monstro viral
Austríaco Iniciante on O medo é um monstro viral
Fernando Chiocca on A ética dos Lambedores de Botas
Matheus Alexandre on Opositores da quarentena, uni-vos
Maria Luiza Rivero on Opositores da quarentena, uni-vos
Rafael Bortoli Debarba on #SomosTodosDesembargardor
Ciro Mendonça da Conceição on Da quarentena ao Grande Reinício
Henrique Davi on O preço do tempo
Manoel Castro on #SomosTodosDesembargardor
Felipe L. on Por que não irei usar
Eduardo Perovano Santana on Prezados humanos: Máscaras não funcionam
Maurício J. Melo on Por que não irei usar
Pedro Antônio do Nascimento Netto on Prefácio do livro “Uma breve história do homem”
Joaquim Saad on Por que não irei usar
Matheus Alexandre on Por que não irei usar
Fernando Chiocca on Por que não irei usar
Fernando Chiocca on Por que não irei usar
Daniel Brandao on Por que não irei usar
LEANDRO FERNANDES on Os problemas da inflação
Luciana de Ascenção on Aviso sobre o perigo de máscaras!
Manoel Graciano on Preservem a inteligência!
Manoel Graciano on As lições do COVID-19
Manoel Graciano on Qual partido disse isso?
Manoel Graciano on Ambientalismo e Livre-Mercado
Abacate Libertário on O Ambientalista Libertário
Douglas Volcato on Uma defesa da Lei Natural
Joaquim Saad on Uma defesa da Lei Natural
Douglas Volcato on O Rio e o Velho Oeste
Ernesto Wenth Filho on Nietzsche, Pandemia e Libertarianismo
LAERCIO PEREIRA on Doença é a saúde do estado
Maurício J. Melo on Doença é a saúde do estado
José Carlos Andrade on Idade Média: uma análise libertária
Wellington Silveira Tejo on Cientificismo, o pai das constituições
Barbieri on O Gulag Sanitário
filipi rodrigues dos santos on O coletivismo implícito do minarquismo
filipi rodrigues dos santos on O coletivismo implícito do minarquismo
Kletos Kassaki on O Gulag Sanitário
Paulo Alberto Bezerra de Queiroz on Por que Bolsonaro se recusa a fechar a economia?
Privacidade on O Gulag Sanitário
Jothaeff Treisveizs on A Lei
Fernando Chiocca on É mentira
Renato Batista Sant'Ana on É mentira
Vanessa Marques on Sem produção não há renda
Anderson Lima Canella on Religião e libertarianismo
edersonxavierx@gmail.com on Sem produção não há renda
Mauricio Barbosa on Sem produção não há renda
Eduardo on Poder e Mercado
Valéria Affonso on Vocês foram enganados
JOAO B M ZABOT on Serviços não essenciais
Marcelino Mendes Cardoso on Vocês foram enganados
Jay Markus on Vocês foram enganados
Caio Rodrigues on Vocês foram enganados
Fernando Chiocca on Vocês foram enganados
João Rios on Vocês foram enganados
Sebastião on Vocês foram enganados
Alexandre Moreira Bolzani on Vocês foram enganados
João Victor Deusdará Banci on Uma crise é uma coisa terrível de se desperdiçar
João Victor Deusdará Banci on Mises, Hayek e a solução dos problemas ambientais
José Carlos Andrade on Banco Central é socialismo
thinklbs on O teste Hitler
Daniel Martinelli on Quem matou Jesus Cristo?
Vinicius Gabriel Tanaka de Holanda Cavalcanti on O que é a inflação?
Maurício J. Melo on Quem matou Jesus Cristo?
Edivaldo Júnior on Matemática básica do crime
Fernando Schwambach on Matemática básica do crime
Carloso on O PISA é inútil
Vítor Cruz on A origem do dinheiro
Maurício José Melo on Para entender o libertarianismo direito
LUIZ EDMUNDO DE OLIVEIRA MORAES on União Europeia: uma perversidade econômica e moral
Fernando Chiocca on À favor das cotas racistas
Ricardo on Imposto sobre o sol
vastolorde on Imposto sobre o sol
Max Táoli on Pobres de Esquerda
Joaquim Saad on Imposto sobre o sol
Fernando Chiocca on A ética da polícia
Paulo José Carlos Alexandre on Rothbard estava certo
Paulo José Carlos Alexandre on Rothbard estava certo
Paulo Alberto Bezerra de Queiroz Magalhães on Como consegui ser um policial libertário por 3 anos
fabio bronzeli pie on Libertarianismo Popular Brasileiro
João Pedro Nachbar on Socialismo e Política
SERGIO MOURA on O PISA é inútil
Jemuel on O PISA é inútil
Mariahelenasaad@gmail.com on O PISA é inútil
Yuri CW on O PISA é inútil
Rodrigo on Contra a esquerda
José Carlos Andrade on A maldade singular da esquerda
Lucas Andrade on À favor das cotas racistas
DouglasVolcato on À favor das cotas racistas
Fernando Chiocca on À favor das cotas racistas
TEFISCHER SOARES on À favor das cotas racistas
Natan R Paiva on À favor das cotas racistas
Joaquim Saad on À favor das cotas racistas
Caio Henrique Arruda on À favor das cotas racistas
Guilherme Nunes Amaral dos Santos on À favor das cotas racistas
GUSTAVO MORENO DE CAMPOS on A arma de fogo é a civilização
Samuel Isidoro dos Santos Júnior on Hoppefobia
Edmilson Moraes on O toque de Midas dos parasitas
Mauro Horst on Teoria do caos
Fernando Chiocca on Anarquia na Somália
liberotário on Anarquia na Somália
Rafael Bortoli Debarba on O teste Hitler
Lil Ancap on Por que eu não voto
Matheus Martins on A origem do dinheiro
OSWALDO C. B. JUNIOR on Se beber, dirija?
Jeferson Caetano on O teste Hitler
Rafael Bortoli Debarba on O teste Hitler
Rafael Bortoli Debarba on Nota sobre a alteração de nome
Alfredo Alves Chilembelembe Seyungo on A verdadeira face de Nelson Mandela
Nilo Francisco Pereira netto on Socialismo à brasileira, em números
Henrique on O custo do Iluminismo
Fernando Chiocca on Mises explica a guerra às drogas
Rafael Pinheiro on Iguais só em teoria
Rafael Bortoli Debarba on A origem do dinheiro
João Lucas on A anatomia do Estado
Fernando Chiocca on Simplificando o Homeschooling
Guilherme Silveira on O manifesto ambiental libertário
Fernando Chiocca on Entrevista com Miguel Anxo Bastos
DAVID FERREIRA DINIZ on Política é violência
Fernando Chiocca on A possibilidade da anarquia
Guilherme Campos Salles on O custo do Iluminismo
Eduardo Hendrikson Bilda on O custo do Iluminismo
Daniel on MÚSICA ANCAP BR
Wanderley Gomes on Privatize tudo
Joaquim Saad on O ‘progresso’ de Pinker
Cadu Pereira on A questão do aborto
Daniel on Poder e Mercado
Neliton Streppel on A Lei
Erick Trauevein Otoni on Bitcoin – a moeda na era digital
Skeptic on Genericídio
Fernando Chiocca on Genericídio
Antonio Nunes Rocha on Lord Keynes e a Lei de Say
Skeptic on Genericídio
Elias Conceição dos santos on O McDonald’s como o paradigma do progresso
Ignacio Ito on Política é violência
ANCAPISTA on Socialismo e Política
Élber de Almeida Siqueira on O argumento libertário contra a Lei Rouanet
ANTONIO CESAR RODRIGUES ALMENDRA on O Feminismo e o declínio da felicidade das mulheres
Neta das bruxas que nao conseguiram queimar on O Feminismo e o declínio da felicidade das mulheres
Jonathan Silva on Teoria do caos
Fernando Chiocca on Os “direitos” dos animais
Gabriel Peres Bernes on Os “direitos” dos animais
Paulo Monteiro Sampaio Paulo on Teoria do caos
Mídia Insana on O modelo de Ruanda
Fernando Chiocca on Lei Privada
Joaquim Saad on Repensando Churchill
Helton K on Repensando Churchill
PETRVS ENRICVS on Amadurecendo com Murray
DANIEL UMISEDO on Um Livre Mercado em 30 Dias
Joaquim Saad on A verdade sobre fake news
Klauber Gabriel Souza de Oliveira on A verdadeira face de Nelson Mandela
Jean Carlo Vieira on Votar deveria ser proibido
Fernando Chiocca on A verdade sobre fake news
Lucas Barbosa on A verdade sobre fake news
Fernando Chiocca on A verdade sobre fake news
Arthur Clemente on O bem caminha armado
Fernando Chiocca on A falácia da Curva de Laffer
MARCELLO FERREIRA LEAO on A falácia da Curva de Laffer
Gabriel Ramos Valadares on O bem caminha armado
Maurício on O bem caminha armado
Rafael Andrade on O bem caminha armado
Raimundo Almeida on Teoria do caos
Vanderlei Nogueira on Imposto = Roubo
Vinicius on O velho partido novo
Mauricio on O mito Hiroshima
Lorhan Mendes Aniceto on O princípio da secessão
Ignacio Ito on O princípio da secessão
Matheus Almeida on A questão do aborto
Ignacio Ito on Imposto = Roubo
Hans Hoppe on Imposto = Roubo
Jonas Coelho Nunes on Mises e a família
Giovanni on A questão do aborto
Jan Janosh Ravid on A falácia da Curva de Laffer
Satoshi Rothbard on Por que as pessoas não entendem?
Fernando Chiocca on A agressão “legalizada”
Mateus Duarte on A agressão “legalizada”
Fernando Dutra on A ética da liberdade
Augusto Cesar Androlage de Almeida on O trabalhismo de Vargas: tragédia do Brasil
Fernando Chiocca on Como uma Economia Cresce
Hélio Fontenele on Como uma Economia Cresce
Grégoire Demets on A Mentalidade Anticapitalista
FILIPE OLEGÁRIO DE CARVALHO on Mente, Materialismo e o destino do Homem
Wallace Nascimento on A economia dos ovos de Páscoa
Vinicius Gabriel Tanaka de Holanda Cavalcanti on A economia dos ovos de Páscoa
Eugni Rangel Fischer on A economia dos ovos de Páscoa
Cristiano Firmino on As Corporações e a Esquerda
Luciano Pavarotti on Imposto é roubo
Luciano Pavarotti on As Corporações e a Esquerda
Leandro Anevérgetes on Fascismo: uma aflição bipartidária
FELIPE FERREIRA CARDOSO on Os verdadeiros campeões das Olimpíadas
mateus on Privatize tudo
victor barreto on O que é a inflação?
Fábio Araújo on Imposto é roubo
Henrique Meirelles on A falácia da Curva de Laffer
Paulo Filipe Ferreira Cabral on A falácia da Curva de Laffer
sephora sá on A pena de morte
Ninguem Apenas on A falácia da Curva de Laffer
UserMaster on O que é a inflação?
Pedro Enrique Beruto on O que é a inflação?
Matheus Victor on Socialismo e Política
Rafael on Por que paleo?
vanderlei nogueira on Sociedade sem estado
vanderlei nogueira on Independência de Brasília ou morte
vanderlei nogueira on Independência de Brasília ou morte
Fernando Chiocca on Por que paleo?
Esdras Donglares on Por que paleo?
Fernando Chiocca on A Amazônia é nossa?
Fernando Chiocca on A Amazônia é nossa?
Margareth on A Amazônia é nossa?
André Lima on A questão do aborto
Fernando Chiocca on Socialismo e Política
André Manzaro on Por que paleo?
Markut on O mito Hiroshima
Eduardo César on Por que paleo?
Thiago Ferreira de Araujo on Porque eles odeiam Rothbard
mauricio barbosa on Capitalismo bolchevique
Vinicius Gabriel Tanaka de Holanda Cavalcanti on Uma agência assassina
rodrigo nunes on Sociedade sem estado
Fernando Chiocca on A natureza interior do governo
Marcello Perez Marques de Azevedo on Porque eles odeiam Rothbard
Virgílio Marques on Sociedade sem estado
Vinicius Gabriel Tanaka de Holanda Cavalcanti on O que é a inflação?
Fernando Chiocca on A ética da liberdade
Fernando Chiocca on Os “direitos” dos animais
Rafael Andrade on Por que imposto é roubo
Joseli Zonta on O presente do Natal
Ana Fernanda Castellano on Liberalismo Clássico Vs Anarcocapitalismo
Luciano Takaki on Privatizar por quê?
joão bosco v de souza on Privatizar por quê?
saoPaulo on A questão do aborto
joão bosco v de souza on Sociedade sem estado
Luciano Takaki on Sociedade sem estado
Luciano Takaki on Privatizar por quê?
joão bosco v de souza on Sociedade sem estado
joão bosco v de souza on Privatizar por quê?
Júnio Paschoal on Hoppefobia
Sem nomem on A anatomia do estado
Fernando Chiocca on Teoria do caos
RAFAEL SERGIO on Teoria do caos
Luciano Takaki on A questão do aborto
Bruno Cavalcante on Teoria do caos
Douglas Fernandes Dos Santos on Revivendo o Ocidente
Hélio do Amaral on O velho partido novo
Rafael Andrade on Populismo de direita
Fernando Chiocca on Votar deveria ser proibido
Thiago Leite Costa Valente on A revolução de Carl Menger
mauricio barbosa on O mito do socialismo democrático
Felipe Galves Duarte on Cuidado com as Armadilhas Kafkianas
mauricio barbosa on A escolha do campo de batalha
Leonardo da cruz reno on A posição de Mises sobre a secessão
Votin Habbar on O Caminho da Servidão
Luigi Carlo Favaro on A falácia do valor intrínseco
Bruno Cavalcante on Hoppefobia
Wellington Pablo F. on Pelo direito de dirigir alcoolizado
ANONIMO on Votos e Balas
Marcos Martinelli on Como funciona a burocracia estatal
Bruno Cavalcante on A verdade, completa e inegável
Aristeu Pardini on Entenda o marxismo em um minuto
Fernando Chiocca on O velho partido novo
Enderson Correa Bahia on O velho partido novo
Eder de Oliveira on A arma de fogo é a civilização
Fernando Chiocca on A arma de fogo é a civilização
Heider Leão on Votar é uma grande piada
Leo Lana on O velho partido novo
Fernando Chiocca on O mito do império da lei
gustavo ortenzi on O mito do império da lei
Douglas Fernandes Dos Santos on Democracia – o deus que falhou
mauricio barbosa on INSS e a ilusão de seguridade
mauricio barbosa on Justiça e direito de propriedade
Josias de Paula Jr. on Independência de Brasília ou morte
Bruno Cavalcante on Democracia – o deus que falhou
paulistana on IMB sob nova direção
Alexandre on IMB sob nova direção