El intento de asesinar a Donald Trump, y su heroica respuesta al mismo, ocupan un lugar primordial en nuestras mentes. Aún no conocemos los detalles sobre quienes estuvieron involucrados en el atentado contra su vida, aunque sospecho que la teoría del “pistolero solitario” resultará falsa. Pero el triste suceso nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre algo que sí sabemos, y que bien puede ser relevante para el atentado contra la vida del ex presidente –y esperamos que pronto sea el próximo presidente–: desde su mismo inicio, la CIA ha estado involucrada en numerosos complots de asesinato.
Una de estas tramas cobra especial importancia en las circunstancias actuales. La CIA estuvo implicada en el asesinato del presidente Kennedy en Noviembre de 1963. Jacob Hornberger ha investigado mucho sobre este asunto, y ésto es lo que dice. “¿Por qué la CIA acabaría con la vida del presidente Kennedy? Debido a que Kennedy estaba decidido a acabar con la vida de la CIA, que la CIA –como era de esperar– consideraba que sería una grave amenaza para la ‘seguridad nacional’; Kennedy estaba también decidido a llevar a Estados Unidos en una dirección diferente a la del Pentágono, la CIA y la NSA, los que consideraron que resultaría en una toma de los Estados Unidos por el comunismo. Lo peor de todo es que Kennedy estaba diciendo cosas buenas sobre Rusia y estableciendo relaciones amistosas y normales tanto con Rusia como con Cuba. A los ojos del establishment de seguridad nacional, lo que Kennedy estaba haciendo no sólo era una incompetencia cobarde que resultaría en una toma comunista de Estados Unidos, sino que también consistía en traición. Todos sabemos lo que les pasa a los traidores.
Por tanto, ésta fue una guerra hasta el final. Si Kennedy vive, la CIA será sofocada, Estados Unidos se hará amigo de Rusia y Cuba, y la dirección militarista de Estados Unidos llegará a su fin. Si Kennedy muere, la CIA sobrevive y prospera, la hostilidad interminable hacia Rusia y Cuba continúa, y la dirección militarista de Estados Unidos continúa indefinidamente. La suerte estaba echada, pero obviamente Kennedy demostró no ser rival para el abrumador poder del establishment de seguridad nacional”. Vea ésto.
Por las mismas razones, la CIA mató a Robert Kennedy, hermano del presidente Kennedy. Después de que Lyndon B. Johnson se retirara de la carrera presidencial en 1968, Kennedy era el favorito para convertirse en el próximo presidente. Culpó a la CIA por la muerte de su hermano, y estaba decidido a someter a la agencia. Por ese motivo, la CIA “debió” matarlo. David Talbot, autor de Brothers, un libro sobre el presidente John Kennedy y su hermano Robert Kennedy, ofrece un vívido relato: “Como escribo en mi libro Brothers, Robert Kennedy, quien sirvió como fiscal general de su hermano, y sabía más sobre el lado oscuro del poder estadounidense que cualquier otro funcionario de su época, fue el primer teórico de la conspiración de JFK. El periodista Jack Newfield, amigo íntimo de RFK, me dijo: ‘Con ese asombroso cerebro informático suyo, lo juntó todo la tarde del 22 de Noviembre’, el día de 1963 en que asesinaron al presidente John Kennedy. Bobby Kennedy descubrió que su hermano fue asesinado por conspiradores de la CIA, utilizando miembros del hampa criminal y exiliados cubanos. Como revelo en Brothers, RFK planeaba reabrir la investigación sobre el asesinato de su hermano si hubiera sido elegido presidente en 1968”.
“Pero el propio Robert Kennedy fue asesinado a balazos la noche del 5 de Junio de 1968, después de ganar las primarias de California. Mi investigación me llevó a concluir que el asesinato no fue llevado a cabo por Sirhan Sirhan –el hombre condenado por el crimen–, sino por un tirador que se hizo pasar por uno de los guardias de seguridad encargados de proteger a RFK esa noche. (El médico forense del condado de Los Ángeles, Dr. Thomas Noguchi, que realizó la autopsia de RFK, y los testigos clave, también concluyeron que Sirhan no efectuó el disparo mortal.) La ‘fuerza de seguridad’ armada que rodeaba a Bobby Kennedy en el Hotel Ambassador de Los Ángeles estaba bajo control. el control de Robert Maheu, el contratista de la CIA (y enemigo de Kennedy) acusado de reclutar a la mafia para asesinar a Fidel Castro”. Vea ésto.
De hecho, la lista de asesinatos de la CIA es sorprendentemente larga. Entre los más famosos estuvieron los repetidos intentos de matar a Fidel Castro, pero ha habido muchos más. Los asesinatos selectivos resultaron tan embarazosos para el gobierno estadounidense, que el presidente Gerald Ford emitió una Orden Ejecutiva en 1976 prohibiéndolos, pero ésto simplemente hizo que la CIA continuara con los asesinatos bajo un nuevo nombre. La agencia ha realizado una extensa investigación sobre formas extrañas de “eliminar gente”. Un artículo del periódico británico The Guardian da buena cuenta de las malolientes actividades de la CIA: “La agencia se vio obligada a reducir esos asesinatos después de que una investigación del Senado de los Estados Unidos en la década de 1970 expuso la escala de sus operaciones”.
Tras la investigación, el entonces presidente Gerald Ford firmó en 1976 una orden ejecutiva que decía: “Ningún empleado del gobierno de Estados Unidos participará o conspirará en un asesinato político”. A pesar de ésto, Estados Unidos nunca abandonó totalmente su estrategia, simplemente cambiando la terminología de asesinato por asesinatos selectivos, desde bombardeos aéreos contra presidentes hasta ataques con drones contra presuntos líderes terroristas. Los atentados con bombas aéreas contra líderes incluyeron a Muammar Gaddafi de Libia en 1986, a Slobodan Milosevic de Serbia en 1999, y al presidente iraquí Saddam Hussein en 2003.
Episodios anteriores bien documentados incluyen al primer primer ministro del Congo, Patrice Lumumba, considerado por Estados Unidos demasiado cercano a Rusia. En 1960, la CIA envió a un científico para matarlo con un virus letal, aunque ésto se volvió innecesario cuando fue destituido de su cargo en 1960 por otros medios. Otros líderes que fueron objeto de asesinato en la década de 1960 fueron el dictador dominicano Rafael Trujillo, el presidente Sukarno de Indonesia, y el presidente Ngo Dinh Diem de Vietnam del Sur.
En 1973, la CIA ayudó a organizar el derrocamiento del presidente de Chile, Salvador Allende, considerado demasiado izquierdista: murió el día del golpe.
Estados Unidos ha desarrollado métodos mucho más sofisticados que el polonio en una tetera, especialmente en los campos de la guerra electrónica y cibernética. Un documento filtrado obtenido por WikiLeaks y publicado a principios de este año, mostraba a la CIA en Octubre de 2014 intentando piratear los sistemas de control de los automóviles. Esa capacidad podría permitir a un agente simular un accidente automovilístico.
Los recientes intentos fallidos de misiles de Corea del Norte –así como los importantes reveses en el programa nuclear de Irán– han sido atribuidos a la instalación directa o indirecta de virus en sus sistemas informáticos.
Está muy lejos de los métodos crudos, aunque imaginativos y finalmente condenados al fracaso, empleados contra Castro. Estados Unidos admitió ocho intentos de asesinato contra Castro, aunque los cubanos cifraron el número mucho más arriba, con una estimación de cientos. Castro dijo: ‘Si sobrevivir a los asesinatos fuera un evento olímpico, ganaría la medalla de oro’”. Vea ésto.
No tenemos que depender de observadores externos para conocer a la CIA. Victor Marchetti, un veterano agente de la CIA, escribió un importante libro, La CIA y el Culto de la Inteligencia. Sostuvo que la recopilación de inteligencia no es la función principal de la CIA. Su principal actividad es la subversión secreta de gobiernos y grupos hostiles al “Deep State”. He aquí un resumen de su análisis: “La CIA no ‘funciona principalmente como una cámara de compensación central y productora de inteligencia nacional para el gobierno’. Su misión básica es ‘la de operaciones clandestinas, particularmente acciones encubiertas –la intervención secreta en los asuntos internos de otras naciones’. El director de la CIA tampoco era una figura dominante –o muy interesada– en la dirección y gestión de la comunidad de inteligencia que supuestamente encabezaba. Más bien, su principal preocupación, como la de la mayoría de sus predecesores y el actual director de la agencia, era supervisar las actividades clandestinas de la CIA”.
También está la gestión de negocios arraigados de la CIA, que incluyen billones saqueados y lavados en cuentas bancarias secretas y empresas fantasma, y la gestión de una vasta red de activos políticos de la CIA en todo Washington y en el mundo empresarial. Si bien puede haber agentes y empleados de la CIA, incluidos veteranos actuales y anteriores, que no apoyan las operaciones criminales de la agencia, estos agentes de base no han dictado la política de la CIA desde su creación. Estos “buenos tipos” son una minoría, y sus esfuerzos de reforma y denuncia de irregularidades han sido en gran medida en vano y han recibido la fuerza letal”. Vea ésto.
Hagamos todo lo que podamos para deshacernos de la CIA, como nos ha instado a hacer el gran Dr. Ron Paul.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko